El cuidado del perro de caza tras el final de la temporada

En contra de lo que dicen algunos bulos difundidos por los animalistas, los cazadores no abandonan a sus canes una vez concluida la campaña de caza, sino que se esmeran en sus cuidados, en una relación mutuamente enriquecedora.

30 de enero de 2023. Tras unos meses invernales intensos; entre finales de enero (para la caza menor) y febrero (para la caza mayor); termina el periodo ordinario de las actividades cinegéticas, en las que el perro es un actor y compañero principal, para poder levantar y abatir de forma eficaz y eficiente a las especies venatorias; pero además para el disfrute pleno y compartido de nuestro deporte en la naturaleza.

A diferencia de las ‘fake news’ o ‘bulos’ promulgados desde el animalismo radical sobre el abandono de perros de caza al final de la temporada de caza; la inmensa mayoría de los cazadores empiezan una época de cuidados singulares de sus canes, que pueden estar en los propios domicilios o en perreras acondicionadas conforme a las normativas de bienestar y protección animal.

Posiblemente una de las mejores citas históricas que sintetiza la relación entre el cazador y su perro, es de Platón en su obra Eutifrón, que escribió "pues de algún modo, la cinegética es el cuidado de los perros".

Según, nos ilustra el profesor de la Facultad de Veterinaria de Santiago de Compostela y Presidente de la Federación Gallega de Caza, el doctor Luis Eusebio Fidalgo, "el perro es la única especie animal que el hombre primitivo (hace 15-20.000 años) no sometió por la fuerza en el proceso de domesticación, sino que surgió del establecimiento previo de una relación de mutuo interés que progresivamente, con el transcurso de muchas generaciones, llegó a la domesticación".

Es necesario entender que esta simbiosis (cazador-perro) sigue plenamente vigente en la actualidad; y no se consigue en unos pocos días, sino que es fruto de un laborioso y constante proceso de cría, cuidado y entrenamiento de nuestros animales durante todo el año. Esta realidad ‘egoísta’ para las dos partes simbióticas implicadas, demuestra lo inútil y falso del abandono del perro al finalizar la temporada venatoria, pues el cazador nunca tendría perros aptos para la caza simplemente por su inmadurez.

Después de esta reflexión previa, este artículo no trata de convertir al cazador-propietario de perros en un técnico experto en la materia, sino de informar sobre las necesidades básicas que precisan nuestros animales de forma general para mantenerlos preparados para hasta la apertura de la veda.

El perro de caza es un atleta; y al finalizar su época de competición y actividad física más exigente, debe recibir unos cuidados adaptados a la temporada de reposo, para llegar a la próxima temporada en plenas condiciones físicas, etológicas y de bienestar para alcanzar nuevamente su máximo potencial al inicio de la temporada cinegética.

Sin ánimo de agotar el catálogo, vamos a citar las siguientes recomendaciones generales sobre el cuidado de los perros de caza en época de veda:

• La alimentación: es necesario disminuir el aporte de grasa y proteína, de forma proporcional al descenso de ejercicio físico. Para ello, podemos optar por varias estrategias, pero mi recomendación profesional es disminuir la cantidad de alimento manteniendo un pienso de alta calidad (evitando disbiosis intestinales, inesperadas alergias, etcétera).

• Examen corporal y cuidados higiénicos; es importante implementar una rutina de limpieza y revisión de nuestros perros; la cual nos puede ayudar a sospechar de posibles problemas sanitarios que debamos trasladar a nuestro veterinario. Para ello es interesante la exploración de al menos estos puntos clave.

• Condición corporal y engrasamiento: un perro bien proporcionado tendrá unas costillas fáciles de palpar, una cintura perceptible desde arriba y un abdomen plegado hacia arriba detrás de la caja torácica, si se observa desde un lateral.

  • Pelo: brillante, suave, con pequeñas perdidas fisiológicas, sin escamas…
  • Ojos: deben estar limpios, brillantes, sin manchas…
  • Oídos: de color rosado en su cara interna, sin secreciones u olores extraños
  • Boca: con mordida normal y dentición blanca
  • Trufa: húmeda y del color asociado a la capa del perro

• Revisar el programa sanitario veterinario de nuestros animales, prestando especial atención a la profilaxis vacunal obligatoria (la rabia) y la voluntaria (como el moquillo, parvovirosis, hepatitis, leptospirosis, tos de las perreras… a través de vacunas polivalentes administradas por el facultativo competente).

• Por otro lado, y de forma complementaria, el protocolo de desparasitación frente a parásitos internos (como la hidatidosis, tenias..) y externos (pulgas, garrapatas, mosquitos…). No debemos olvidar que algunas de las patologías de nuestros perros pueden ser zoonóticas, es decir enfermedades transmisibles al hombre; y por tanto la revisión y tratamientos veterinarios son esenciales por motivos de sanidad animal y salud pública.

• La pauta de entrenamiento y adiestramiento. Además de la actividad física diaria mínima como paseos, salidas a zona de esparcimiento de la perrera, etc. Es muy importante a nivel físico, etológico y de bienestar animal; procurar a nuestros perros el campeo (al menos semanal) que lleva al animal a mantener la rutina propia de la caza como la investigación, la experiencia, la interacción con los humanos y otros perros. El campeo se debe realizar en las zonas de adiestramiento de perros habilitadas para ello, en los cotos que seamos miembros de la sociedad que lo gestiona; para evitar molestias a la fauna en época de cría y para cumplir la normativa vigente.

Como conclusión es importante recalcar, que en caso de dudas sobre la salud, comportamiento o bienestar de nuestros perros es necesario consultar a nuestro veterinario habitual.

Artículo escrito por Nicolás Urbani, veterinario y asesor de la Federación Aragonesa de Caza (FARCAZA).

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