Jornada 'Osos y Cazadores de Aragón': El oso y la caza, un debate abierto

Organizadas por la Federación Aragonesa de Caza (FARCAZA), se celebraron dos reuniones con cazadores de zonas tradicionales oseras, en Puente la Reina de Jaca y Benasque, para tratar sobre la compatibilidad del oso y la actividad cinegética en el Pirineo aragonés. Se abordó esta materia con la presencia del presidente de la Federación Aragonesa de Caza, Miguel Ángel Girón; el director general de Caza y Pesca del Gobierno de Aragón, Jorge Valero; el director del Medio Natural de la DGA, Alfonso Calvo; el jefe del Servicio de Biodiversidad, Manuel Alcántara; el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero; y miembros de la directiva de la Federación Aragonesa, el Inaga y agentes de protección de la Naturaleza.

Durante estos encuentros con los cazadores se puso de manifiesto que existe una puerta abierta a la posibilidad de que en Aragón se compatibilice la actividad cinegética con la presencia del oso, a semejanza de lo que ocurre, por ejemplo, en Cantabria o Asturias, donde las restricciones a las batidas de caza de especies cinegéticas en zonas oseras se encuentran muy definidas, ceñidas a casos determinados: sea, por ejemplo, la presencia de osas con crías.

De este modo, las actuales limitaciones a las prácticas cinegéticas en zonas oseras de Aragón podrían verse modificadas en la próxima orden de vedas, de acuerdo con algunas manifestaciones efectuadas en estas reuniones por parte de representantes de la Federación Aragonesa de Caza. En este momento, se está trabajando de manera consensuada con la administración autonómica sobre el borrador de la orden de vedas de la siguiente temporada, que en relación a la caza en las zonas oseras puede incluir algunas novedades relevantes.

Una de ellas, según se señala en los borradores, contempla que si se constata la presencia del oso en algún resaque de jabalí, se suspenderá la batida en ese mismo momento y se restringirá la caza en esa zona durante un periodo de siete días; pero no más allá de este espacio temporal, pudiendo volver la actividad cinegética a dicha mancha de monte en caso de que el oso haya cambiado de ubicación.

También se está trabajando sobre la idea de que en caso de suspensión de una batida de jabalí por la presencia del oso, la administración autonómica habilite otra zona de resaque en otra fecha. Este nuevo día de caza, de modo excepcional, incluso podría irse fuera de los límites de la temporada de caza mayor. El objeto de esta medida, se indica desde la Federación Aragonesa, es que no se pierda un solo día de caza de jabalí por estos motivos. Según pusieron de manifiesto cazadores asistentes a estas reuniones, en los valles occidentales de Aragón y en Benasque se registran zonas con presencia de oso donde no se lleva a cabo ninguna actividad cinegética desde hace tres temporadas atrás, fruto de la normativa aprobada en la Comunidad en 2022 a este respecto.

En este momento, las batidas de caza están prohibidas en Aragón en aquellos lugares donde haya presencia constatada de osos. El Gobierno de Aragón aprobó en noviembre de 2022 esta norma para evitar accidentes como el que sucedió en 2020 en el Valle de Lierp (comarca del Sobrarbe), donde un cazador se vio en la obligación de disparar en defensa propia contra la osa Sarousse, causando la muerte del plantígrado.

En una resolución publicada en el Boletín Oficial de Aragón, el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de aquel momento, dirigido por Joaquín Olona, modificó la orden anterior que había aprobado los planes cinegéticos en las reservas de caza para la temporada 2022-2023, ya que en ella no se incluían restricciones en zonas oseras.

La norma establece zonas de exclusión de batidas en dos reservas con presencia habitual de oso, la de los Valles (Ansó y Hecho) y la de Benasque. En la primera está asentada la osa Claverina, liberada por Francia en 2018, y en la segunda se ha constatado la presencia de otra hembra. El Gobierno de Aragón remitió a los ayuntamientos las cartografías con la delimitación de áreas. Además, en el resto de la reserva, las batidas deben suspenderse de inmediato si durante su realización aparece un oso.

La consejería introdujo esta restricción a pesar de mencionar en sus planes cinegéticos la importancia del control de los jabalíes, dadas las graves implicaciones que conlleva su superpoblación. Entre ellos, los daños en cultivos, las enfermedades infecciosas que pueden transmitir a los humanos o a la ganadería doméstica, los accidentes de tráfico y el posible riesgo para viandantes.

"Se puede cazar en zonas oseras, pero con sentido común y precaución"

Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo, ha sido una de las voces más autorizadas que ha participado en las reuniones organizadas por la Federación Aragonesa de Caza en Puente la Reina y Benesque sobre el oso y las prácticas cinegéticas.

Para este naturalista, defensor del oso pardo, de su hábitat y entorno, la caza y la presencia de este plantígrado no son incompatibles, ni mucho menos, sino que entiende que son perfectamente compatibles, con las debidas precauciones, según se está poniendo de manifiesto en la gestión que se está llevando a cabo a este respecto en la Cordillera Cantábrica.

"Nuestra experiencia en la Cordillera Cantábrica, donde hay una gran pasión por la caza del jabalí, en varias de sus modalidades, indica que la actividad cinegética en las zonas oseras y el oso son compatibles", manifiesta Guillermo Palomero. "Sólo está prohibida la caza en el Parque Nacional de los Picos de Europa; pero en el resto de la Cordillera se puede cazar, aun constatando la presencia de osos en esos territorios".

"Hace cuatro años, en este sistema montañoso, el censo de osos era de 370 ejemplares, y a día de hoy, a falta de un año para realizar el siguiente conteo, no tenemos ningún indicativo de que haya disminuido su población".

"Cuando se constata la presencia de osos en una cacería, se puede mantener la misma; pero haciéndolo con sentido común y con ciertas precauciones", continúa exponiendo el presidente de la Fundación Oso Pardo. "Es clave detectar si se trata de una osa con crías, porque las osas, en estas circunstancias, tienen un comportamiento muy defensivo. Entonces, se traslada la jornada de caza de jabalí a otro lugar o se cambia de fecha. Pero si se trata de osos solitarios, se puede cazar, y, de hecho, se caza, si bien, como digo, bajo las normas del sentido común y la precaución".

La Fundación Oso Pardo y las federaciones de caza de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla-León han puesto en marcha una campaña de divulgación para evitar incidentes entre cazadores y osos. Uno de sus principios básicos pasa por no disparar al bulto, sino a pieza vista. Al margen de que es un hecho constitutivo de un delito penal abrir fuego contra un oso, especie protegida, el cazador que participa en una batida debe asegurarse de que, efectivamente, dispara a un jabalí, a pieza vista. También se exponen en este trabajo divulgativo una serie de consejos acerca de cómo actuar cuando un oso se dirige hacia un cazador, con el fin de ahuyentarlo o hacerle cambiar de dirección.

La amarga experiencia de la osa Sarousse

La experiencia vivida por un cazador de Valle de Bardají (comarca del Sobrarbe) en noviembre de 2020, que se vio amenazado en el transcurso de una batida de jabalí por la osa Saorusse, a la que finalmente tuvo que disparar, causando la muerte del plantígrado, marcó un antes y un después en la relación entre la caza en Aragón y el oso, entre los cazadores de la región y la administración.

El Gobierno autonómico, entonces bajo la presidencia de Javier Lambán, entendió que debía regular de manera restrictiva la caza en las zonas oseras, en Benasque y los Valles. Fruto de esa preocupación, la DGA modificó la normativa y la hizo más severa o restrictiva para los cazadores. Es la situación vigente.

La norma actual establece zonas de exclusión de batidas en dos reservas con presencia habitual de oso, la de los Valles (Ansó y Hecho) y la de Benasque. En la primera está asentada la osa Claverina, liberada por Francia en 2018, y en la segunda se ha constatado la presencia de otra hembra. En su momento, el Gobierno de Aragón también remitió a los ayuntamientos afectados las cartografías con la delimitación de áreas. Además, en el resto de la reserva, las batidas deben suspenderse de inmediato si durante su realización aparece un oso.

Sarousse era una osa solitaria, poco útil a la población osera del Pirineo. No había procreado y vivía aislada en el macizo del Turbón, alejada de los núcleos de la zona occidental y la central. Periódicamente era protagonista por los ataques a rebaños y a explotaciones apícolas, seis durante su último año, en el que mató cuatro ovejas y se comió diez colmenas. Sarousse fue liberada en 2006 en el Pirineo francés.

Por la muerte de esta osa, los cazadores de Valle de Bardají y la Federación Aragonesa de Caza se encontraron ante una de las situaciones más delicadas e incómodas por las que han atravesado. La Fiscalía de Huesca, siguiendo instrucciones de la Fiscalía de Medio Ambiente de Madrid y a instancias del ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dirigido por Teresa Ribera, accionó contra el cazador altoaragonés, por un presunto delito de imprudencia en la organización de la batida. El afectado, que actuó en defensa de su propia vida en el encuentro con la osa Sarousse, se vio sometido a un proceso judicial y a la necesidad de contar con una potente defensa letrada, llevada al efecto por el abogado Francisco García Belenguer. La Federación Aragonesa de Caza, por su parte, enarboló desde el primer momento el principio de apoyo y defensa de sus asociados, asumiendo los gastos del proceso.

Finalmente, la juez de Boltaña que vio el caso dictó el archivo de la causa, alegando que el cazador encausado "trató de proteger su vida mediante el uso del arma, ante la amenaza inminente de ser atacado por una osa que corría hacía donde él se encontraba perseguida por perros de caza. Tampoco tuvo la posibilidad de huir o salvaguardarse y su actuación fue "proporcional". El auto de sobreseimiento consideró que "no tuvo la intención" de matar, sino que actúo "ante una situación de peligro de la que no había sido advertido, como es esperable en cualquier ciudadano medio".

El atestado de Seprona de la Guardia Civil ya apuntaba a una muerte accidental cuando la osa, asustada por los perros, recibió los disparos cerca del puesto de batida del autor, descartando el dolo. El Seprona, avisado por los propios cazadores que participaron en aquella partida de caza organizada en el Valle de Lierp, se hizo cargo de la investigación prácticamente desde el mismo momento en que ocurrieron los hechos. Interrogó a los cazadores que concurrieron en la batida y a vecinos de los pueblos cercanos al coto.

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